Reseña del libro de Joaquín Viloria de la Hoz, Empresarios del Caribe colombiano: historia económica y empresarial del Magdalena Grande y del Bajo Magdalena, 1870-1930. Bogotá: Banco de la República, 2014, 260 páginas.

La lectura del libro que reseño en estos párrafos hace necesario, en primera instancia, que me refiera de manera introductoria a algunos aspectos de carácter general de la historiografía económica y empresarial en América Latina, con el fin de valorar esta obra específica dentro de ese gran campo de conocimiento. De esta forma, si se le compara con su avance en los principales centros académicos mundiales, el desarrollo de la historia económica y empresarial en nuestra región latinoamericana ha sido “lento, multidisciplinar y se ha dado en circunstancias de una frágil institucionalidad académica y en contextos económicos, sociales y políticos turbulentos”.1

Dejando de lado dicha comparación, que no pareciera tan alentadora vista desde fuera, la historia empresarial latinoamericana comenzó su principal escalada hacia mediados de la década de 1980, y ya hacia principios de la década de 1990, los balances historiográficos hablan de la consecución de su estatus como disciplina académica y de sus primeros pasos en su profesionalización. Volviendo otra vez a la comparación, aunque el número de publicaciones producidas por esta disciplina ha crecido gradualmente desde hace tres décadas, su desarrollo no ha sido estrictamente nutrido por la teoría ni los métodos de la business history anglosajona, mostrando, en cambio, como principal característica, una pluralidad bastante llamativa en lo que respecta a las temáticas abordadas y un avance considerable en lo referente al empleo de fuentes primarias, que debe convivir con la (in)capacidad de los investigadores para acceder a las colecciones documentales privadas.2

En este sentido, uno de los aspectos característicos de la historiografía empresarial en el caso específico de Colombia, es el hecho de que no surgió atada a la sombra del desarrollo de la historia económica -que tuvo un gran peso en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, aunque diferenciado según país-, sino que se nutrió, también, de otras corrientes historiográficas que han tenido gran peso en nuestra región latinoamericana, tales como la historia social y la historia del poder, y ha sido influida por otras disciplinas como la sociología. Esta característica específica no está presente en el caso de la historiografía empresarial del Cono Sur y de los países anglosajones, en donde la influencia de la historia económica ha sido mucho más extendida. El panorama presentado para el caso específico de Colombia ha variado en la última década, con la progresiva consolidación de un grupo de investigadores con formación en economía y en ciencias empresariales que han publicado obras historiográficas con análisis cuantitativos.

En sintonía con lo anterior, el libro de Joaquín Viloria Empresarios del Caribe colombiano: historia económica y empresarial del Magdalena Grande y del Bajo Magdalena, 1870-1930, publicado en 2014, se coloca en el campo de la historia económica y empresarial con una tendencia marcada hacia la valorización de las economías regionales, desarrollándose desde una perspectiva analítica que es capaz de condensar, a través de sus páginas, la influencia de las diferentes perspectivas que han caracterizado la evolución de este campo de conocimiento en el mapa latinoamericano en general y colombiano en particular.

Viloria estudia, de esta manera, dos subregiones del Caribe colombiano entre 1870 y 1930: Magdalena Grande y Bajo Magdalena, empleando el análisis de datos cuantitativos de carácter estrictamente económico, a partir de variables explicativas en combinación con el examen de otros procesos históricos. Por eso cobran importancia explicaciones referentes a los desplazamientos de población, intrarregionales e interregionales, los conflictos armados, así como interpretaciones de contenido agroecológico.

Su investigación coloca al mar Caribe, el río Magdalena, las ciudades de Barranquilla y Santa Marta, así como la construcción y funcionamiento diferenciado del ferrocarril y otros medios de transporte, como los principales ejes articuladores de las actividades económicas y empresariales de esta región. Sin lugar a dudas, el análisis detallado de las implicaciones de cada una de estas variables fue determinante a la hora de definir las posibilidades de crecimiento económico de las subregiones consideradas. De esta forma, el autor se concentra en el análisis de los múltiples vínculos entre dichos fenómenos y la conformación de tipologías específicas de empresarios, así como las diversas estrategias adoptadas por estos. Las funciones empresariales, que son analizadas detalladamente según actividad económica -y cuyos productos principales giraron en torno al banano, el café, el tabaco y la caña de azúcar, entre otros-, determinaron las posibilidades de establecer vínculos con el mercado regional, nacional y externo; diferenciación que utiliza como criterio de división de la investigación.

En el plano institucional, el autor no duda en detenerse para detallar las características de los vínculos entre las empresas y el Estado -en forma de subsidios, concesiones, remates y monopolios-, ya que su presencia o ausencia ha determinado históricamente la organización de los sectores productivos. Según Viloria, es precisamente en un contexto de debilidad institucional, en donde se generan las denominadas funciones empresariales destructivas, que acarrean conflictos de carácter social y socio-ecológico, tales como la precariedad salarial, la trata de personas por diferenciación étnica y la degradación de los ecosistemas.

Sin extenderme mucho más en la descripción de los valiosos análisis presentes en este libro, finalizo señalando su relevancia no sólo dentro del conjunto de la historiografía económica y empresarial latinoamericana, sino también en su capacidad para concretar una investigación sólida desde los estudios regionales. Precisamente, este criterio de regionalización establecido por Viloria, es el que posibilita la aplicación de sus aportes analíticos al incentivar estudios comparados para toda la región del Caribe, así como las posibilidades que brinda al establecimiento y consolidación de redes de investigación que vinculen progresivamente a historiadores y a especialistas en otras disciplinas, para trabajar de manera conjunta en el campo de investigación de la historia empresarial.

 

Referencias

  1. Carlos, Dávila Ladrón de Guevara et al. Los estudios empresariales en Colombia a principios del siglo XXI (con una referencia a México). Editorial Unimagdalena, 2013:16.
  2. Dávila et al. 2013: 15-16.